martes, 25 de septiembre de 2007

Invisible a los ojos, lo esencial.

Como loco se repartía golpes en la cabeza, miraba hacia todos lados sin ver nada. Estaba demente, completamente fuera de si.
Yo oía la música que salía de sus oídos, eran esas típicas canciones que todos escuchamos para recordar un poquito, canciones que te llenan de cositas en la guata y el pecho.
Parecía que iba a explotar, sus ojos buscaban en los mios algo así como la tranquilidad. ¿Como iba yo a tranquilizarlo?, si el solo hecho de verlo en ese estado me desesperaba por entero. Trataba, juro que trataba, algo sentía dentro de mi, algo que se movía y hacía mil cosas; mi alma se separaba de mi cuerpo y corría a buscar agua y a la vez le daba espacio en el suelo y lo abanicaba con sus/mis manos. Sin embargo, mi yo corpóreo seguía ahí, parado sin poder hacer nada mas que sentir por él.

La música paró y él callo a mis pies. Sonriendo me dijo gracias.
¿Gracias?, no fui capaz de hacer nada ¿y él me decía gracias?
Fue ahí, cuando tras un suspiro de tranquilidad y cerrando sus párpados lentamente me dijo que lo esencial es invisible a los ojos.